Todo comenzó cuando la fundadora Rinke se embarazó de su hija mayor. En esa época acudió a una tienda en busca de lámparas para decorar la habitación de su bebé. Rinke no encontró nada que representaro lo que tenía en mente para su niña, así que puso en práctica sus conocimientos en artes y oficios.

Rinke y su hermana se instalaron en el ático de su casa, diseñaron y armaron lámparas, en el proceso no falto la diversión. Las hermanas las vendían en línea y eran muy demandadas junto con otros productos que crearon: letras decorativas y pinturas.

Poco a poco las horas de manualidades se convirtieron en largas jornadas de confección en las que realizaban nuevos productos. Sus amigos y familiares las ayudaban, al pasar el tiempo recibían más demanda de su mercancía. Así que comenzaron las ventas por Internet en una tienda online cuyo nombre fue Little Dutch.

Una de las cosas que más resalta de Little Dutch es que ofrece juguetes para cualquier edad de la niñez. El acabado de su mercancía demuestra que es lo que quiere lograr la marca. La estructura de los juguetes es funcional, segura, original y atrayente para adultos y niños.

Little Dutch ha encontrado el equilibrio perfecto entre lo clásico y moderno, seguro los artefactos les van a encantar a los peques. La marca holandesa está en el mercado desde hace un poco más de diez años y es todo lo que los padres vanguardistas y tradicionales están buscando.